quisiera fundirme con la tierra hablar con ella con las palmas de mis manos nacer verde mientras rompo la semilla sin tener los pies llagados de cemento ni los ojos picoteados de injusticia ´ yo quiero caminar siendo libre atrapando entre los dedos lluvia fresca ´ olvidarme del vestido del que dice del que dirán y de los que me llamaron mala yerba ´ ser refugio de conejos pasajeros mientras miro perseguirse nubes gordas ´ quisiera fundirme con la tierra danzar con el viento el silencio de las rocas ´ olvidarme de la palabra de la injusticia de la muerte del hombre de su suerte para que crezcan frutos en mi boca
es un puñal de palabras ahogándose en mi voz _ cataratas de sentimientos retenidas en un suspiro que timidamente escapa _ y esta camisa de fuerza que me lleva atrás los brazos para que no te abrace _ cuánto disimulo inútil cuánto tiempo perdido _ ay ay como duele amarte en silencio
tú y yo somos los mismos aquellos jóvenes de la esquina coloraditos de calor y besos . jugando -sin jugar- a querernos . cómplices de caricias fugaces retadoras de ojos transeúntes . tú y yo somos los mismos a pesar que el tiempo se encargó de cambiarnos facturas por cuadernos . siempre ganándole un paso al reloj para correr impacientes tras los años sin importar donde hoy posas tus manos ni donde mueren mis labios por buscarte . tú me amas -yo lo sé, tú lo sabes- no sabes estar - estar con otra- sin pensarme . yo te amo no es secreto para nadie porque no sé mirarte sin el pecho acomparsado . nuestro futuro en esa esquina está clavado . espera el fuego los besos las caricias . tú y yo somos los mismos no ha cambiado aquel amor que de tan grande nos cubría
canta náufrago nocturno con un coro de sirenas abrazadas a tu espalda . que tu voz me bañe de extintos versos - recuerdos fantasmas siempre tras mis pasos - . náufrago nocturno sopla vida a las letras quiero verlas sonrojadas danzando al borde de tus labios . canta amigo poeta fantasma sin rostro alégrame desde tu isla virgen y canta, canta, canta
vuelves a construirme castillos azules suspendidos del aire y sonrío . soy niña contemplando un mago con la emoción colgada en los ojos que no entiende -fascinada- en donde nace / muere el límite de lo ilusorio . le dí boleto de salida sin retorno marcado a la maldita voz susurra razones . quizás mañana duela (como duelen siempre tus engaños) pero hoy soy niña comtemplando un mago y sin reservas sonrío
No vendrás, un cuarto para las tres anuncia que tú ausencia se instalará en mis brazos, apretados contra el pecho; el viento como un cuervo no traerá tus olivos y yo - en la tempestad -, me aferro a un rayo de luz que no nace.
Lo dije alguna vez, dar consuelo me es difícil, le soy demasiado solidaria al dolor, imagínate entonces, intentar inventarme ánimos para elevar las anclas de este mar de lágrimas, para soplar mis velas a otros continentes.
A veces entre bitácoras tiendo a pensar en que si esos tus ojos, se alejarán por un segundo de ese horizonte ficticio, de ese sol pintado al frío y buscaras los míos, quizás (re) encontrarías las naves de nuestros sueños escapando del vaho, quizás apostarías a un amor sin diluvios y sin penas.
Más no vendrás y caeré sin brújula hundida en tormentas, volviéndome coral y roca.
esos de suaves dedos recogiendo de mi rostro la tristeza sus voces con palabras oportunas como susurro del viento sopladas por dios
quizás debo revertirme volver al centro de mi alma para hallarles brazos abiertos -como antes- donde estarán eternamente vivos infinitamente amados en el punto exacto donde el amor nos dejó
es el infierno con sus demonios danzando sobre llamas con las almas -y alaridos de sufrimiento- lo que me está rasgando implacable la escasa fe de un regreso
bañada en suspiros, detenida pasó la noche. yo te abrazaba, como madreselva a la tierra. tú, perfumabas mi cabello con tu aroma. los astros nos miraban callados, -expectadores de amantes-. ¿sabes amor cuántos besos nacen-mueren de tu boca?
tu pecho, muralla, escalada, templo y escudo, cobija y almohada. fundido al mío, espantó temores.
de tus ojos quedé colgada; diosa y haragana, esclava y campesina, turnándose en mí, por ofrendar delicias paganas a tu fuerza de hombre. ¿fue el silencio parco o estaba el aire lleno de gemidos?
era una orquesta nuestros cuerpos; te alzabas entre mis muslos, nota alta y clara, descendía yo a los tuyos, un fa trémulo y repetido.
danzaron mis cabellos tu frente, mordiste escalofrios en mi espalda.
el eco era todo aliciente, el viento nuestro fuego soplaba. llamas, gritos, placeres, suave dolor, sonrisas llenas, manos plenas de caricias exploradoras, vientres colmados (saciados de sí mismos, hambrientos por el otro). Jadeo, regreso de nuestras almas, sudores refrescando las ganas.
¿fue un sueño pintado de realidad o hacernos el amor se siente pintado de sueño, infinito-irreal?
ven, déjame arroparte el alma, está lloviendo y hace frío. cuántos inviernos de soledades cargas a cuestas, despídelos, que se vayan, traeré un té de primavera para calentarte las entrañas.
mi mundo está construido con maderos sin cortar, todo es de árboles que se abrazan, ven, tengo antojos de abrazar a alguien yo también.
en mi horno hay dos panes de esperanza, uno tuyo, uno mío, saben dulce, como la cama en quien descansa.
demasiados ríos arrastraste entre los pies y se quedarón pegadas algunas lágrimas, voy a secarlos con los pañuelos bordados de manzana y miel.
ven y déjame regalarte una promesa eterna, una chimenea de fuego de plata, una ventana al jardín de eva, un beso con sabor a papaya.
hubiese querido colocar regalos a los pies de tus sueños para que despertases envuelto en mil sorpresas
darte quizás carruzeles de alegría donde juegue y ría el niño que alguna vez fuíste una torre a prueba de llamas para que veas desde lo alto el infinito universo que te espera
una estrella en la copa de un árbol un lago con seres mitológicos una baraja de cartas de solo ases un puñado de hadas desnudas y sonrientes
sobretodo y como bono un abrazo arropado de cielo que susurre despacio a tu oído feliz cumpleaños, te quiero