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El Purgatorio

Mejor vida

Anudó su vida dentro de un pañuelo
lo colgó a cuestas de la vara de la incertidumbre.

Marchó.

No se despidió.

Unas cuantas piedras transeúntes
pateó durante su viaje, se lastimó, una y otra vez
pero de sus labios no se escuchó ni un quejido.

Llegó a destino.

Tomó su equipaje, miró el precipicio y sin más
se lanzó al vacío.

Nadie se enteró.

Nadie le extrañó.

Nadie le lloró.

En un parapente eterno
su alma sola vuela junto a las aves
nunca más estará sola.

(gracias papá mio por recordarme este poema que abandoné en el olvido)

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